La compactación del campamento de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en el Monumento a la Revolución es un alivio porque dará un respiro a los comerciantes de la zona. Sin embargo, urge solucionar de fondo el problema para la ciudad. La decisión está en la cancha del gobierno federal.
Para que los capitalinos dejemos de sufrir las terribles movilizaciones magisteriales, es necesario que los maestros sean escuchados por las autoridades competentes. Esto no significa que todas sus demandas sean justas y deban ser satisfechas, pero tampoco que todas sean ignoradas o desestimadas.
La molestia ciudadana por el estrangulamiento de calles con afectaciones económicas a comerciantes del Centro Histórico y del entorno al Monumento a la Revolución no es un asunto menor. De eso tienen que tomar conciencia las autoridades federales.
La semana pasada, el Gobierno del Distrito Federal intercedió como mediador para que la Secretaría de Gobernación dialogara con los inconformes.
Se logró el objetivo, pero sin concretar una solución definitiva.
La problemática se eterniza en perjuicio de la movilidad y de la economía de los habitantes de la ciudad de México.
El Estado requiere escuchar mejor y más estratégicamente, evitar la violencia y preservar la integridad ciudadana. Hay que decidir desde la serenidad, pero con apremio porque se están afectando a terceros.
El secretario de gobierno capitalino, Héctor Serrano, se reunió en dos ocasiones la semana pasada con maestros de la CNTE y los convenció de reacomodar su plantón, para permitir el tránsito vehicular y el acceso a los comercios de la zona.
Aunque se logró este acuerdo mitigador de las afectaciones, los integrantes de la CNTE permanecerán en el Monumento a la Revolución hasta obtener una respuesta concisa.
Lo más sensato será ponderar el diálogo para derivar en acuerdos, sin necesariamente ceder en todo.
Se quejan y negocian simultáneamente
Empleados, empresarios y comerciantes de la zona que rodea el Monumento a la Revolución se manifestaron en el Ángel de la Independencia para exigir a las autoridades la reubicación del plantón magisterial que suma ya 47 días.
Gerardo López Becerra, presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo(Canacope)de la ciudad de México, fue uno de los que encabezaron esa legítima manifestación.
Denunció que las pérdidas económicas ascienden a más de 1,350 millones de pesos. Lo que no informó fue que un día antes se reunió con funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Económico y de la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo del Distrito Federal.
En ese encuentro, Gerardo López se comprometió a entregar un padrón de trabajadores que perdieron su empleo o se vieron afectados y solicitaron ser beneficiarios del Seguro de Desempleo, uno de los programas sociales más importantes del GDF.
No basta con la buena disposición del GDF, se requiere que el gobierno federal alcance una solución definitiva.
Las afectaciones a los capitalinos y particularmente a comerciantes de la zona del plantón -ajenos a la problemática- son económicamente devastadoras. Ya basta de sólo patear el balón.
Carlos Requena
Derecho Reservado – El Economista
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