Es evidente que el planeta Tierra siempre ha estado y estará en constante cambio que, por su propia naturaleza, altera las condiciones naturales.

El Antropoceno es un concepto muy poderoso que designa el cambio de era geológica. El término es reciente y es importantísimo tomar conciencia de este. Se refiere al intervalo en el que las condiciones y procesos geológicos son profundamente alterados por el Hombre, por la raza humana.

Es evidente que el planeta Tierra siempre ha estado y estará en constante cambio que, por su propia naturaleza, altera las condiciones naturales. Sin embargo, ha surgido una insana relación entre el Planeta y el Hombre, la cual desequilibra todo lo natural. Precisamente por causa del Antropoceno la aceleración de cambios en el planeta, que ocurría en milenios, ocurre ahora en decenios. Tales transformaciones no son atribuibles a la Naturaleza ni a los procesos naturales sino, como dicen los geólogos, son atribuibles al Hombre como fuerza geológica global a escala planetaria. Estas alteraciones surgen como cambios de gran calado generalmente dañinos en agravio de los ecosistemas del mundo. Tales efectos se causan esencialmente por las actividades económicas relativas a la producción, fabricación y consumo masivo, provocando graves alteraciones químicas en la biosfera, acidificación de mares y océanos, extinción masiva de especies y muchos otros innumerables deterioros. Si éstos se descubrieran y expusieran, todos a la vez, nos provocaría una visión apocalíptica de nuestra existencia.

Límites y consecuencias

Instrumentos internacionales como la Declaración de Estocolmo de 1972 parecen hoy letra muerta. Aquella declaración estableció el derecho fundamental a un medio ambiente “de calidad”. Esta era una perspectiva en favor del cuidado del ambiente para posibilitar la existencia humana en el presente, pero también en el futuro en beneficio de las próximas generaciones.

Lamentablemente en aras de las actividades económicas, comerciales e industriales, la raza humana, a través principalmente de los entres colectivos organizados o de las estructuras empresariales ha provocado y sigue provocando daños, deterioros y destrucción irreversible al ambiente. Todo en supuesto nombre del “progreso y bienestar”. La acumulación de la riqueza y su desastrosa distribución continúa poniendo, de manera absurda, al Hombre como centro del Planeta. Y la Sociedad del Riesgo no ha podido revertir los modelos económicos o de consumo basados fundamentalmente en procesos extractivos. Incluso, el geólogo Crutzen afirma que la huella del hombre tiene una relación directa en las transformaciones del planeta y que se ha rebasado los denominados “límites de resistencia del ecosistema de la tierra”. Los terribles ejemplos abundan y están a la vista de todos, más allá de las constantes sequías, modificaciones en los niveles del mar, descongelamiento de los polos y el empobrecimiento de las tierras.

Fracaso del Derecho

La relación existente entre el acelerado crecimiento demográfico, el consumo, la generación de contaminantes y la descontrolada actividad de las empresas extractivas -que solo buscan ganancias sin aportación alguna al bien común-, autoriza a afirmar que el Derecho no ha servido de herramienta de control para hacer realidad el desarrollo sustentable.

La sustentabilidad es un hermoso concepto que no ha logrado concretar ni alcanzar procesos para revertir al Antropoceno. Las generaciones de hoy no muestran, a escala mundial, interés en tomar conciencia de que los recursos naturales son limitados y de que el sistema económico actual no es infinito. Los recursos se están agotando aceleradamente y cada vez más trascienden pronósticos negativos o inminentes anuncios de escasez alimentaria, escasez de agua potable e insuficientes ecosistemas de calidad.

El Derecho y los sistemas legales no han logrado el balance ni la implementación de modelos que permitan la honesta corresponsabilidad entre Estado-empresas-habitantes. No hay régimen legal ni poder gubernamental que verdaderamente disuada a los empresarios y a las empresas a seguir deteriorando la biodiversidad. Ni siquiera el Derecho Penal nacional o internacional ha detenido los horrores provocados por el Hombre a los ecosistemas. La impunidad continúa rampante en estos temas. Y las pocas sanciones que han tenido algunas empresas solo repercuten como parte de sus costos financieros, sin conseguir reparar el daño y sin remediar los efectos dañinos al ambiente. Por supuesto que hay honrosas excepciones y ejemplos aislados de empresarios y empresas honestamente sustentables, pero nos referimos a una perspectiva generalizada planetaria.

Nótese que la conservación y rehabilitación del planeta no es vista como prioridad ni como bien jurídico esencial. Abundan los discursos gubernamentales, las declaraciones internacionales y las leyes por doquier, pero todo esto es insuficiente para revertir la tendencia del peligro ambiental. Insisto, en el contexto medioambiental, desde la perspectiva del régimen económico, unos muy pocos “ganan” acumulando y casi todos “pierden”. Como resultado, pierde el Planeta y pierde la raza humana. Su deshumanización va más allá de los glifosatos, tóxicos, neurotóxicos, contaminantes, sustancias peligrosas o radioactivas. A pesar de que también en los Foros mundiales se ha repetido hasta el cansancio que la Naturaleza no puede seguir la veloz aceleración de los procesos tecnológicos del Hombre. Quizá “confían” en que la Inteligencia Artificial solucionará lo que el Hombre no ha podido.

Tanta realidad contrastante, tanta incertidumbre de futuro, provoca pérdida de esperanza y desmotiva. Quizá el Metaverso traiga mejores herramientas para las futuras generaciones en la forma de repensar la sustentabilidad o conservación del planeta Tierra. Aun tomando en cuenta que muchos están abriendo posibilidades de conquistar otros planetas como Marte.

Mucho lamento, poca solución

Problemas tiene el Planta, como también la vida misma, pero es lamentable que no hemos comprendido que lo importante es cómo enfrentarlos para solucionarlos. A la humanidad le falta ingenio, esa capacidad de innovación y creatividad para solucionar y optimizar situaciones que afectan al propio ser humano. Tal parece que la raza humana y las actuales generaciones se sienten “humanos desplanetados”. Es decir, personas sin necesidad existencial del Planeta; que viven aquí, pero sin apreciarlo. Para ellas solo es un medio para extraer riqueza para sí mismos.

La actual era del Antropoceno es una oportunidad para obtener información crítica que debe ser conocida conscientemente para alcanzar conclusiones objetivas y adoptar decisiones drásticas para ejecutar acciones en el muy corto plazo. Siendo indispensable poner al Planeta como fuente y centro de nuestra existencia.

Adaptabilidad

En los próximos años entraremos de lleno a un Antropoceno exacerbado, iniciándose una era de adaptabilidad para la sobrevivencia de la especie humana. El Planeta y la Naturaleza nunca serán lo que fueron. Y se dejará atrás a la Sociedad del Riesgo para dar lugar a la Sociedad Sobreviviente.


Fuente: Forbes México – Lee aquí el artículo original