Entre desplomes del precio del petróleo, depreciación del peso, vaivenes políticos, quejas por la reforma fiscal y recortes presupuestarios, difícil es que el deporte mexicano alcance una altura suficiente para lograr le pongan sincera atención.
Recientemente el presidente Enrique Peña Nieto dedicó unos segundos para referirse a este sector, aplastado por visiones cortoplacistas y deficiente coordinación de esfuerzos entre la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), que dirige Alfredo Castillo, y el Comité Olímpico Mexicano (COM), a cargo de Carlos Padilla, organismos que mantienen inútiles enfrentamientos.
En su tercer informe, el presidente indicó que se impulsa “un México donde más personas practiquen algún deporte; y donde nuestros deportistas cada vez tengan más éxito en competencias internacionales”. Pero lo cierto es que ni uno ni lo otro, a pesar de que Alfredo Castillo se esfuerce por hacer creer que la masificación del deporte y el desarrollo de atletas de alto rendimiento son prioridad nacional.
México, a sabiendas de ser un país líder en índices mundiales de obesidad, dispone de muy pocos sitios públicos para promover algo diferente a correr o jugar futbol improvisado. Algunas ciudades del país adoptan iniciativas, como la ciudad de México, donde se han instalado aproximadamente 300 gimnasios al aire libre y se fomenta el Maratón Internacional anual, sin ser medidas suficientes para enfrentar el enorme desafío.
En el deporte de alto rendimiento la situación es igualmente lamentable. A principios de año, México decidió cancelar el Mundial de Natación que iba a realizarse en Guadalajara en el 2017, lo que representó una penalización de 5 millones de dólares. En competencias internacionales, los escándalos de diversa índole destacan más que los pobres resultados. Previo a los pasados Juegos Panamericanos de Toronto, la cadena Fox Sports reportó que al menos tres de las deportistas más destacadas del país: Paola Longoria, Paola Espinosa y Aída Román, se quejaban del insuficiente apoyo y pagos retrasados.
¿Qué rol juega el deporte en nuestra sociedad? No es asunto sólo de buenas voluntades. México tiene un marco constitucional y legal para el deporte. El Congreso de la Unión está facultado para legislar en la materia, estableciendo bases de coordinación entre todos los niveles de gobierno. La Ley General de Cultura Física y Deporte tiene como objetivos el fomento al desarrollo óptimo y ordenado de la cultura física y el deporte en todas sus expresiones para elevar el nivel de vida de los mexicanos, prevenir el delito y erradicar la violencia. La cultura del deporte es un asunto de Estado.
DEPORTES SIN DEPORTISTAS
México gusta de algunos deportes, pero no hay fomento institucional para formar deportistas. Los encargados del deporte siguen politizados, sin políticas viables de largo alcance. El lema olímpico: “Más rápido, más alto, más fuerte” ha abandonado al país. No se reconoce ni se premia, ni se apoya, al talento humano nacional; cada deportista tiene que encargarse y valerse por sí mismo. El gobierno no es propietario de la verdad, sigue sin aprender a escuchar. Si en verdad es prioritario implementar una formación y promoción de deportistas, ¿por qué existen pésimos resultados?