El lenguaje es la creación más importante concebida por la humanidad. Su expresión comunicativa captura y transmite pensamientos, acciones y sentimientos. Al paso de los siglos, el llamado latín vulgar fue transformándose en lengua romance y en castellano antiguo hasta convertirse en el español actual, lengua materna de más de 472 millones de seres humanos y la segunda más hablada en el mundo detrás del chino mandarín.
El idioma español está en constante evolución y enfrenta desafíos. El debate sobre su evolución o retroceso permite valorar su capacidad adaptativa. Hay quienes advierten señales de alerta ante el poco respeto a la gramática, especialmente en la mala ortografía, considerada una epidemia de nuestro siglo.
Quizá la ausencia de acentos y mayúsculas, o la supresión de signos de puntuación, no sea tan terrible como la viruela del siglo XVIII, el cólera del XIX o la gripe del XX, pero resulta doloroso atestiguar el desuso y el mal uso de nuestro gran universo lingüístico. Dejando de lado las palabras que a fuerza de costumbre ya se integraron al diccionario (tuit, chatear, blog, wifi, etc.), en las conversaciones de mensajería instantánea, correos electrónicos y redes sociales ahora no solo preocupa la adopción de anglicismos sino el uso impreciso de palabras, expresiones “transgénicas” o literalmente mutiladas y acrónimos: q’tal?, kien sabe, hay!, okis, xq, lol, haber qué pasa, xoxo, Qtpsa, googlear y un larguísimo etcétera.
Inexplicable que el diccionario de la Real Academia Española registre más de 88 mil palabras y catalogue cerca de 300 millones de registros léxicos, y que solo usemos un mínimo de ellos. Según el sitio factoides.com.ar, Miguel de Cervantes Saavedra usó 8,000 palabras en toda su obra, cifra considerable frente a los 300 términos que hoy usa un hispanohablante promedio (500 si se trata de una persona informada).
En la era de la redes, las palabras tienen un papel protagónico. El informe 2016 “El español: una lengua viva” del Instituto Cervantes asevera que el uso de este idioma en la red creció 1312% entre 2000 y 2015. Es la tercera lengua más usada en internet y la segunda más utilizada en Facebook (cerca de 143 millones de usuarios hispanoparlantes), aunque algunos aseguran que no serían tantos si se les requiriera un examen de ortografía básico para abrir una cuenta.
Una lengua majestuosa como el español merece mayor atención y menos descuido. Los diccionarios electrónicos también están cayendo en desuso. Es una cuestión de forma y fondo porque la mala ortografía afecta la reputación y, principalmente, la credibilidad.
LENGUAJE Y EDUCACIÓN CUESTIONADOS
El Nuevo Modelo Educativo presentado por el presidente Enrique Peña Nieto y el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, asegura que los egresados de la enseñanza media y superior serán capaces de expresarse, tendrán buena ortografía y podrán defender sus argumentos.
Difícil este reto a nivel nacional, pues el buen ejemplo empieza por los que emiten el mensaje, sabedores que la claridad, la coherencia y el orden están ausentes en el idioma de México. Como dice la sabiduría popular: “la mala ortografía es una enfermedad de transmisión textual de la que debemos protegernos”.
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