En las sociedades modernas resulta imprescindible la presencia de un ombudsman, esa institución defensora de los derechos humanos eficiente e intachable en la protección de las personas contra los abusos y omisiones de la autoridad.

La ciudad de México, considerada una de las urbes más pobladas del mundo, con 20.4 millones de personas, según la Organización de las Naciones Unidas, está en la recta final del proceso de elección del nuevo ombudsman ante la fallida reelección del doctor Luis González Placencia al frente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), quien no obtuvo el consenso por el oportunismo y pragmatismo de los partidos políticos.

De nada le valió al ex ombudsman el respaldo de organizaciones no gubernamentales ni su trabajo de cuatro años ni las opiniones de organismos internacionales y el reconocimiento del Consejo de la propia CDHDF.

Como Presidente de la CDHDF, Placencia coincidió con el hoy jefe de gobierno cuando Miguel Ángel Mancera fue Procurador General de Justicia del Distrito Federal, y atendió diversas recomendaciones a esa Procuraduría. Sin embargo, Mancera antepuso la madurez política y no lo vetó ni se opuso a su reelección. Al contrario: ponderó la necesidad de fortalecer los derechos humanos en la capital.

Pero todo indica que mediaron venganzas, conflictos partidistas, falta de operación política, soberbia de González Placencia, búsqueda de cuotas y negociaciones cuestionables, en lugar de una valoración objetiva del desempeño del ahora ex ombudsman capitalino.

Asambleístas del PAN, PRI y afines a Marcelo Ebrard saldaron viejas cuentas y otros intentaron cobrar por adelantado a González Placencia y perdió el apoyo.

Rebatingas partidistas y pleitos intestinos se sucedieron tras la no ratificación de Placencia. Incluso, la bancada del PRI en la ALDF se cimbró y emergió la eterna figura de María de los Ángeles Moreno, fiel al presidente del tricolor, César Camacho Quiroz.

Legitimidad, prestigio y autonomía

Lo esencial ahora es salvaguardar la figura del ombudsman capitalino y la institucionalidad de la CDHDF para fortalecer su credibilidad como organismo público y autónomo. Por eso el nuevo ombudsman capitalino tiene que ser un jurista reconocido -hombre o mujer- ajeno a intereses partidistas y a cualquier grupo de poder.

La ciudad de México transita por una inédita efervescencia política, jurídica y social y, como nunca, está sufriendo movilizaciones y protestas que requieren un defensor impecable e implacable de los derechos humanos de policías y ciudadanos por igual. Alguien con la autoridad moral para actuar con autonomía, imparcialidad, sentido común y solvencia jurídica.

No es posible que los mismos consejeros de la CDHDF pongan en tela de juicio el proceso de elección del próximo Presidente de ese organismo autónomo. La ALDF tiene que atender el llamado a la transparencia de ciudadanos y expertos y acatar estándares internacionales para blindar la elección del ombudsman.

En principio, los currículum de los aspirantes que empezarán a ser entrevistados esta semana deben ser publicados en la página de Internet de la propia ALDF, abiertos a todo el mundo. Bienvenidas todas las sugerencias para elegir ombudsman capitalino, pero que sea el mejor.

Carlos Requena
Derecho Reservado – El Economista
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