Lo que fue una zona de hacinamiento maloliente, con puestos de comida insalubre, comercio informal obstruyendo el paso, basura e inseguridad desbordante, es ahora un moderno, ordenado, seguro, limpio y transitable paradero de transporte de pasajeros: primer éxito de movilidad para la ciudad de México.
Esta transformación beneficia diariamente a más de 220,000 usuarios. Fue posible gracias a la empresa Desarrolladora Mexicana de Infraestructura Social (DMI), conformada por las sociedades Promotora Ideal y Grupo Prodi, cuya coordinación logró el moderno Centro de Transferencia Modal (Cetram) El Rosario.
El Gobierno del Distrito Federal aporta el terreno y otorga una concesión por 30 años. DMI se encargó de la inversión, administración y operación del proyecto, cuya primera fase contabilizó 520 millones de pesos. Lo mejor: no tuvo costo para el usuario.
El Cetram El Rosario fue inaugurado formalmente por Miguel Ángel Mancera a finales de mayo pasado, siendo una obra pionera en su tipo en la ciudad: Un verdadero modelo de movilidad y traslado de personas. Hay que usarlo para creerlo.
Agrupa 42 rutas troncales de transporte, de las cuales 32 circulan en el Edomex y 10 en la ciudad de México. Conecta con las líneas del Metro a Martín Carrera y Barranca del Muerto, enlaza con nueve delegaciones y varios municipios conurbados.
Sus cinco andenes de transporte público son de concreto hidráulico, cada uno mide 300 metros de longitud y 7 metros de ancho, lo cual permite rebase de unidades y operación ágil. Incluye, además, la modalidad de Trolebús.
Esta megaobra eliminó los congestionamientos en andenes, está equipada con cámaras de seguridad, alerta sísmica y detectores de monóxido de carbono. Las pasarelas fueron sustituidas por pasillos más amplios, bien señalizados, mejor iluminados y videovigilados.
Cuenta con ocho módulos sanitarios, cuatro elevadores y 10 escaleras eléctricas. Su cubierta ligera traslúcida permite mayor captación de luz natural con ahorro de energía. Tiene ventilación natural permanente, guía táctil para débiles visuales que permite tener accesibilidad en cada rincón de la terminal, desde el ingreso de la calle hasta las instalaciones que conectan con las líneas 6 y 7 del Metro.
El gobierno de la ciudad auspició El Rosario como obra social que dignifica un polo de transferencia, fomenta la inversión privada y detona el desarrollo regional en puntos de mayor afluencia.
Los modernos Cetram, ejes de verdadera movilidad
Debe replicarse este Cetram en la ciudad -bajo el mismo esquema de inversión- para evitar desgastes en trámites burocráticos. Ahora empiezan a sonar los Cetram Tacubaya y Tacuba, respectivamente, como una opción para desincentivar el uso del automotor e impulsar la urgente movilidad capitalina. El mismo consorcio DMI mostró su probada experiencia en la diversa obra y operación del Mexipuerto Ciudad Azteca, en Ecatepec, dando hoy servicio a más de 100,000 usuarios al día.
El Cetram El Rosario tiene pendiente una importante segunda etapa ya anunciada para el 2014, que contempla hospital, hotel, áreas de servicio, comercios, bancos y oficinas de gobierno. En suma, más y mejores servicios para el ciudadano de la zona metropolitana.
Carlos Requena
Derecho Reservado – El Economista
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