La muerte del niño Héctor Alejandro Méndez, en Tamaulipas, y las tantas otras atrocidades ocurridas a causa del bullying en México han despertado la ira social y han confirmado la incertidumbre legal frente a este fenómeno de la violencia. ¿Cómo identificarlo? ¿Qué hacer? ¿Ante quién denunciar? Abundan las preguntas y faltan respuestas.
Lo peor es que mientras se intenta frenar el fenómeno dentro de las escuelas, otra faceta de esta agresividad ha encontrado canales más peligrosos que trascienden por mucho el entorno tradicional de las aulas.
A través de poderosos tentáculos como Internet, las redes sociales y los teléfonos móviles, el llamado ciberbullying ubica a las víctimas —niñas y niños— en una situación de mayor vulnerabilidad e indefensión y plantea a las autoridades retos mucho más complejos.
De acuerdo con especialistas, una de cada seis víctimas de este tipo de acoso termina suicidándose. Sólo en la ciudad de México, del 3 de abril al 3 de junio pasado, fueron documentados 1,746 casos de ciberbullying, es decir, 28 casos por día. Como ocurre con otros ciberdelitos, entre ellos la pornografía infantil, aquí el terreno es más inhóspito; el enemigo, menos visible y los golpes psicológicos suelen ser más dañinos.
Además, en el caso de la violencia online, la mayoría de los padres carece de conocimientos o habilidades tecnológicas suficientes para identificar la agresión contra sus hijos. Un peligroso coctel que exige activar todas las alarmas y cubrir severos vacíos legales; de ahí que sean bienvenidas las iniciativas legislativas contra el bullying presentadas en la semana reciente por legisladores de todas las bancadas en las que se tipifica el acoso por medios electrónicos, así como las medidas anunciadas por los gobiernos federal y de la ciudad de México ante esa infinidad de amenazas, palabras ofensivas, mensajes de acoso, bromas de mal gusto y difusión de imágenes íntimas.
Especial atención merece la Alerta #15 emitida por la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal que ofrece recomendaciones concretas para prevenir el ciberbullying. Todos ellos son, sin duda, avances plausibles, pero no debemos olvidar que el camino aún es largo y que la prevención, la información y la colaboración estratégica de autoridades, padres, madres y maestros son, al menos hasta ahora, las mejores herramientas disponibles.
ABDICAR EN EL SIGLO XXI
La persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Más allá de su carga histórica y noticiosa, el anuncio del rey Juan Carlos de abdicar en favor de su hijo, el príncipe Felipe, planteó a las autoridades españolas una situación extraordinaria que, hasta ahora, ha sido enfrentada de manera ordenada e institucional. Ante la ausencia de una norma sucesoria, el Consejo de Ministros aprobó un proyecto de ley orgánica para la abdicación. Se espera el apoyo contundente de diputados y senadores a la legislación, lo que permitirá al rey firmar su abdicación esta misma semana.
Cuando Felipe de Borbón y Grecia ascienda al trono como Felipe VI, Juan Carlos dejará la corona y también su inmunidad.