¿Qué atrae a un líder empresarial hacia los rincones más rezagados del país? Quizá la respuesta pueda ofrecerla Gerardo Gutiérrez Candiani, un hombre de negocios que hasta hace unos meses presidía el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y que hoy abraza la mayor apuesta del gobierno de México para saldar la incalculable deuda de desigualdad, pobreza y rezago en regiones históricamente marginadas.
Su designación al frente de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) tiene lecturas interesantes. Que a Gutiérrez Candiani le gustan los retos, ni duda cabe. Pero también es evidente que el presidente Enrique Peña Nieto parece abierto a fórmulas novedosas para el país. El gobierno ha evidenciado su intención de trascender el esquema asistencialista para generar riqueza, como lo señala el director de Banobras, Abraham Zamora, considerado el arquitecto de las ZEE.
En esta aparente sintonía, Gutiérrez Candiani no cree en un Estado que ofrece magros pescados en forma de dádivas en lugar de enseñar a pescar. Deberá demostrarlo en escenarios de severo atraso histórico y a través de una figura inédita en México que, por lo pronto, cuenta con 3,120 millones de pesos para comenzar (para los próximos 10 años se contempla una inversión de 115,000 millones de pesos). Empezará a trabajar en Puerto Lázaro Cárdenas (municipios de Michoacán y Guerrero), Corredor del Istmo de Tehuantepec (Coatzacoalcos, Veracruz y Salina Cruz, Oaxaca) y Puerto Chiapas (Chiapas). Después se integrarán las ZEE del Corredor Petrolero y Tabasco-Campeche.
Lo que está en la mesa no son las buenas intenciones sino las malas condiciones que sufren millones de mexicanos en el sur-sureste del país, el lado más oscuro del México desigual. Ése donde habitan dos de cada tres mexicanos en pobreza extrema y donde las inversiones sólo llegan a cuentagotas. Ése donde el PIB (7%) es siete veces menor al de los estados de la frontera norte y el Bajío (45 por ciento). Ése donde 8 de cada 10 trabajadores laboran en la informalidad, y donde siete de cada 10 habitantes son pobres.
El presidente ha decidido poner en manos de un empresario la enorme responsabilidad de cambiar el paradigma con miras a combatir la dolorosa pobreza, las inaceptables carencias sociales y el terco y prolongado rezago nacional.
Riqueza para todos
A Gutiérrez Candiani no se le discute experiencia ni conocimiento en temas consustanciales como cadenas de valor, generación de empleos, inversiones, incentivos fiscales y laborales, productividad, financiamiento, regulación, innovación, competitividad, infraestructura y empresas ancla (está prevista al menos una en cada ZEE para el 2018).
Seguramente recordará los tiempos en los que fundó empresas de construcción, servicios financieros y comercialización en materia de artes gráficas y salud.
La diferencia es que ahora no podrá ver el panorama desde un solo ángulo; requerirá una visión panorámica y de largo alcance.
Y si se trata de incluir, coordinar, trabajar con gobiernos, comunidades, profesionistas, obreros, inversionistas, empresarios, al tiempo que cuidar el entorno y garantizar la transparencia, seguridad y certidumbre jurídicas, entonces no hay mejor camino que una estrategia de gobernanza, donde la riqueza se refleje verdaderamente para todos.