Casi dos siglos de vida independiente y profundas raíces milenarias nos convencen de que México padece mucho a pesar de nada faltarle. A los escollos internos como pobreza, corrupción, ineptitud política, inequidad e impunidad se suman otros lastimosos agravios que también dejan hondas cicatrices.

En las intervenciones bélicas de Francia (1838 y 1862) y de Estados Unidos (1846), por mencionar algunas, el enemigo estaba claramente identificado. La estrategia de defensa podía no ser fácil, pero estaba al alcance.

Hoy, los ataques provienen de diversos frentes y de enemigos anónimos e indescifrables. Ahí están el tráfico y la trata de personas, el narcotráfico, la siembra de armas por agentes de la PGR y algunas otras vejaciones poco atendidas, pero no por ello menos alarmantes, como los ataques cibernéticos.

Además de los desafíos impuestos por los nuevos sistemas globales de comunicación, México está en peligro de ser vulnerado y blanco de los hackers cibernéticos. Según la empresa especializada Trend Micro México, este 2015 los ataques crecerán más de 40% en el país. Recientemente, Control Risk, otra firma internacional con sede en Londres, dio a conocer que México se ubica en el top 10 de los países más expuestos a ataques cibernéticos, según reportes de entidades financieras. Otro informe de Norton Symantec reportó en el 2013 que estos delitos cibernéticos de fraude, extorsión, robo de identidad, intervenciones de comunicaciones y correos electrónicos, pornografía, piratería y dañinas incursiones a empresas y organizaciones públicas provocaron pérdidas por 3,000 millones de dólares en México.

Enrique Galindo, comisionado de la Policía Federal, de la que depende la Policía Cibernética federal, reconoció que las ciberagresiones han afectado todos los niveles de gobierno, en especial áreas de seguridad y procuración de justicia. “Son agresiones que intentan poner a prueba al Estado”, advirtió. Nada que sorprenda si consideramos los alcances de Wikileaks o el surgimiento de guerras informáticas mundiales que no son otra cosa que la conversión del ciberespacio en campo de batalla.

La agencia Reuters divulgó recientemente un reporte de la Universidad de Cambridge y de Lloyd’s de Londres que estima que un ataque cibernético extremo en Estados Unidos (el principal blanco) podría representar una pérdida de 1 billón de dólares, además de mortandad, daños al comercio e industria y perturbaciones en el transporte e infraestructura. Esta situación hipotética refiere un apagón que afectaría a 93 millones de personas en Nueva York y Washington, siendo considerado tecnológicamente posible. De ese tamaño pueden ser las consecuencias.

ALERTA VIRTUAL

El gobierno federal ha presumido su estrategia digital nacional con la que pretende construir un México Digital en el que tecnología e innovación contribuyan a alcanzar las grandes metas de desarrollo. Alejandra Lagunes, responsable de la estrategia, deberá trabajar muy fuerte para ello e incluir mecanismos que eviten el uso inadecuado e ilícito de las nuevas tecnologías.

Las secuelas de las invasiones cibernéticas no deben ser menospreciadas. Los ataques dirigidos o masivos mediante el poderoso ciberespacio constituyen una grave amenaza y hacen vulnerable el recurso más valioso de los usuarios: la información.