Regreso a la persona

El consenso global es evidente: el progreso social y la dignificación de la persona deben ser el núcleo de toda acción de gobierno y de toda política que se precie de ser genuina. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través del Instituto de Investigación para el Desarrollo Social, destaca la relevancia de las políticas públicas locales para la inclusión productiva y la generación de ingresos que reconecten la actividad económica con los valores éticos y de justicia efectiva. Asimismo, el papa Francisco encontró en el reciente Foro Mundial de Desarrollo Económico Local un espacio idóneo para insistir en la importancia de las políticas locales con enfoque humano. En su mensaje, el líder del Estado del Vaticano afirmó que la persona debe estar en el centro de la política y de la economía.

En México, la buena nueva es que el criterio que ubica a la persona como estandarte, y a su bienestar como destino, está presente en algunas urbes. La mala es que aún no se percibe a escala nacional.

La ciudad de México es quizá el escenario de la nación que con más firmeza camina sobre esta senda. El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ha reiterado su disposición de convertir a la CDMX en la capital social del país y blindarla de cualquier tentación de politizar estos esfuerzos. La instrucción fue encomendada al actual secretario de Desarrollo Social, José Ramón Amieva, quien trabaja 12 programas sociales estratégicos y un presupuesto de 8,000 millones de pesos anuales.

Además de la exitosa pensión alimentaria CDMX para 500,000 adultos mayores y del Sistema de Servicios para el Bienestar Capital Social, destacan dos iniciativas: el Programa de Coinversión para el Desarrollo Social, basado en la corresponsabilidad con instituciones públicas, privadas y organizaciones civiles, y el Programa Comunitario de Mejoramiento Barrial que, con la participación de la gente, recupera espacios públicos y combate la exclusión. Ambos son parte del esfuerzo social y buen ejemplo de gobernanza, tendencia que está marcando agenda en la ciudad de México, donde del 2012 al 2014 se redujo casi un tercio (31%) la población en pobreza extrema (de 219,000 a 150,000 personas).

LO QUE HACE LA MANO… ¿NO LO HACE LA TRAS?

Según datos del Coneval, en 17 estados del país se está perdiendo la batalla contra la pobreza. Preocupa, además, que este selecto grupo incluye a cinco estados que conforman la megalópolis, pero lo peor es que dos de ellos, Morelos, de Graco Ramírez, y el Estado de México, de Eruviel Ávila, encabezan la lista negra nacional. El poderosísimo Edomex, a pesar de pregonar en sus dispendiosas campañas mediáticas su slogan “Gente que trabaja en grande y lo logra”, demuestra lo contrario al incrementar 27.6% su número de residentes paupérrimos (de 945,000 a 1 millón 206,000) en el mismo periodo 2012-2014.

Mientras la capital del país empuja la carreta, ¿los otros carreteros maniobran en reversa? Un buen político opta siempre por generar procesos legítimos para el bien común y no solamente por ocupar poder.