Vicios vs virtudes

Edward Paul Abbey decía que cuanto más corrupta es una sociedad, más numerosas serán sus leyes
México adolece de honestidad, esa escasa virtud del comportamiento público, privado y social. La realidad se impone y demuestra que sin la práctica de valores honestos no se logrará ningún sano crecimiento. La miseria política rampante genera cultura asesina, depreda valores éticos, simula desarrollo, tergiversa y corrompe a todos los niveles públicos y privados, infiltra información, deteriora los sistemas de justicia y seguridad pública y evade el compromiso. Servidores públicos gobiernan para sí mismos, sirviéndose a sí mismos; representan una mutación de la especie humana en antihumana, exteriorizan graves y sucios comportamientos de irascibilidad, prepotencia, temeridad, desvergüenza, desenfreno, envidia, lucro, jactancia, adulación, servilismo, voluptuosidad, vanidad, extravagancia, soberbia, bellaquería, etc.

La psiquiatría, psicología, genética, humanismo racional, inteligencia emocional y las neurociencias cognitivas, intentan –infructuosamente- comprender el funcionamiento de esos cerebros y conductas para corregir sus desviaciones, pero la propia idea de ‘solución’ es ya un error.

Edward Paul Abbey decía que cuanto más corrupta es una sociedad, más numerosas serán sus leyes. Por desgracia, México adopta la vorágine legislativa y pretende regular el desempeño de los actores más expuestos a las tentaciones del efecto corruptor: los servidores públicos. Sin existir un sistema anticorrupción eficaz, se crean leyes y códigos aunque sean letras muertas inaplicables. ¿Por qué es incompatible la honestidad con el ejercicio del servicio público y la vida política? ¿Es posible crear una cultura ética y dotar de credibilidad práctica a las instituciones del Estado mediante Códigos de Ética? ¿Pueden existir criterios éticos vivenciales en política y en asuntos de gobierno?.

Ética es la disciplina del comportamiento que permite contrastar actos humanos nocivos y viciosos, con los convenientes y virtuosos; fundamenta valores e invita a su interiorización. El objetivo es que la persona actúe en función de ideales valiosos y logre su trasformación interna, generando comportamientos que busquen siempre un horizonte virtuoso, más humano, para bien de la humanidad.

México es el último lugar entre los 34 países miembros de la OCDE, y ocupa el rezagado sitio 17 entre las 20 economías del Índice de Percepción de la Corrupción que presenta Transparencia Internacional. En cuestión de derechos humanos es igualmente deshonroso, Amnistía Internacional en su reporte de 2015 destacó a México y a Venezuela como los países más atrasados de Latinoamérica.

ÉTICA PÚBLICA

Por ejemplo, la PGR de Arely Gómez, recientemente estrenó su Código de Ética gestado en la Unidad de Ética y Derechos Humanos en la Procuración de Justicia, con cuatro ejes estratégicos: procuración de justicia eficaz, derechos humanos, transparencia y apego al nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio. Sigue la ruta de Códigos de Ética de otras dependencias y entidades públicas con el dilema de regir instituciones bajo marcos de valores y principios, pero con integrantes que no todos orientan sus comportamientos al bien.

Los códigos de ética valen por los estándares de cumplimiento viables de autocontrol, vigilancia y seguimiento, lo suficientemente reales para subsanar las debilidades de los vicios humanos. La implementación de la ética pública es un proceso que requiere tiempo y perseverancia, donde transparencia y rendición de cuentas son las mejores prácticas.